Cata del aceite de oliva virgen extra
La pureza y las características organolépticas del aceite de oliva virgen extra hacen que su cata se convierta en toda una experiencia para los sentidos. Para reconocer al máximo todos los matices de zumo de oliva que se está catando es recomendable evitar el uso de perfumes y jabones que desvirtúen el olfato, así como abstenerse de fumar en el caso de los fumadores al menos una media hora antes. La temperatura ideal del líquido para catarlo es de unos 28o.
Sensaciones olfativas
En lo aromático, ya sea por el olfato o por persistencia retronasal con el aceite en boca, el aceite de oliva virgen extra recordará a frutas, flores, hierbas y hasta otros vegetales. Pueden detectarse aromas de almendra, cítricos, manzana, frutas del bosque, piñones, hoja de olivo o vainilla, entre otros. En función de la variedad de la oliva y del momento de su recolección, vamos a detectar atributos frutados verdes o maduros.
Percepción visual
A la vista, podrá observarse que el color de los AOVE varía desde el dorado al verde oscuro. Este color vendrá determinado, fundamentalmente, por la variedad de la aceituna utilizada para su producción así como por el momento de la recolección. Los aceites de recolección temprana presentarán un color con tonalidades más verdes mientras que los de recolección más tardía tendrán tonos mas dorados. Pero, en ningún caso, el color va a ser un indicativo de una mayor o menor calidad del aceite.
La cata en boca
Respecto al sabor, se distinguen dos atributos en los aceites de oliva virgen extra: amargo y dulce. El amargo es más propio de aceitunas verdes, mientras que el dulce denota que las olivas están más maduras. En la cata, se detectan dos sensaciones en la cavidad bucal, de fluidez, o bien, picante, esta última propia de aceites obtenidos al principio de la campaña, de aceitunas todavía verdes.